VorMel...

VorMel...
“Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron Siete Trompetas. Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.” (Apocalipsis8, 2-5) Los nombres de los siete ángeles son Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Jofiel, Shamuel, Zadkiel. En la profecía, nadie habló de VorMel. O bien no es un ángel o bien tiene otra profecía que contar...

lunes, 18 de febrero de 2013

El castillo de Otranto, por Horace Walpole



A finales de 2011 publiqué una breve reseña sobre esta novela aprovechando una vieja edición que me regalaron. Ahora pretendo hacer un comentario algo más extenso, aprovechando que fue la primera obra sobre la que reflexionamos en el Taller de Literatura Gótica de Mirari Bueno.

Se dice que El Castillo de Utranto (1764) fue la primera novela gótica. Ahora bien, ¿por qué se dice que fue la primera? Es más, ¿por qué se la considera una novela gótica?

Confieso que este tema fue de intenso debate en el Taller. De entrada, en el prólogo de su novela, el propio Walpole reconoce "he escrito una novela gótica". Luego, si él afirma de sí mismo que ha escrito algo gótico es que en su cabeza tenía, al menos, las características de lo que es y de lo que no es una novela gótica. Y, sin embargo, son los estudiosos de la literatura gótica de los siglos XIX y XX los que afirman que EL castillo de Utranto es una novela gótica. Vamos, que nos podemos hundir en una espiral de razonamientos de la que difícilmente salir. Para zanjar el tema, debemos ¡ay! someternos a un "criterio de autoridad": El Castillo de Otranto es la primera novela gótica porque los estudiosos de la literatura dicen que es la primara novela gótica. ¿A vosotros os convence este argumento? A mí, tampoco.

Lo que sí podemos afirmar es que, siempre volviendo a las palabras del propio autor, con el Castillo de Otranto se pretendió realizar un "primer intento moderno de fundar una literatura de ficción fantástica sobre la base de las antiguas novelas de caballerías" y, por tanto, en un ambiente medieval y, por deformación, de "estilo gótico". Si bien, y esto es una reflexión mía, la Edad Media es un período histórico tan largo, que asimilarla a "estilo gótico" es, cuanto menos, una ligereza viniendo de alguien tan culto, como lo era Horace Walpole.

En cuanto a la biografía del autor, no merece la pena reproducirla aquí, por lo que os deje este link que os conducirá a la Wikipedia, si estáis interesados en la misma. Sólo resaltar una cuestión. Walpole estaba tan enamorado del estilo gótico, que hizo construir una mansión  neogótica absolutamente maravillosa, llamada Strawberry Hill pero fatalmente restaurada en tiempos recientes con un resultado que nada tiene que ver con, al parecer, el proyecto original de Walpole. No dejéis de echar un vistazo aquí.

Otra curiosidad histórica es que Walpole, más o menos, disimuló en una primera edición ser el autor real de la novela, quizá por un cierto pudor debido al hecho de que todo un Lord inglés, miembro del Parlamento y educado en los mejores colleges y universidades inglesas escribiera una novela así que, en su origen, parecía estar más destinada a un público femenino cuyos gustos literarios ¡ay! se consideraban facilones. Cosas de la época. Y así,no sería hasta la segunda edición -y tras el éxito de la primera- que Walpole reconociera ser el autor.

Pero volvamos al inicio; ¿por qué diríamos que El Castillo de Otranto es una novela gótica? Sin duda, porque cumple todos los requisitos que se piden a una novela gótica, es decir:

1) la trama tiene lugar en un castillo, un caserón, con una gran importancia de lo arquitectónico medieval. En este punto, se da además dos circunstancias. Por un lado, aparece el castillo con una ermita cercana. Tenemos aquí una doble simbología: el poder religioso (la Iglesia, el fraile) va en paralelo al poder temporal (el Señor feudal o príncipe), tan típico de la Edad Media. La confrontación de ambos servirá para desarrollar varios capítulos de la novela. En segundo lugar, el castillo se describe como  un lugar confuso, donde uno se puede perder, donde para escapar hay que intrincarse en complicados pasadizos y sótanos. Este diseño, al parecer, viene inspirado por la mitología clásica y, en concreto, por el Mito del Laberinto del Minotauro donde los personajes de la novela se identifican con los del mito; así, Theodore sería Teseo, Manfred sería el propio Minotauro e Isabella sería Arianda. Sobre el mito del laberinto, puedes leer más aquí. Y en cuanto a su rica interpretación simbólica, el laberinto nos evoca las dificultades de la vida, las decisiones excluyentes que con frecuencia debemos tomar y que marcarán nuestro futuro. Me disculpo si me voy "por los cerros de Úbeda" pero necesito decir que una de mis óperas favoritas -Teseo, de Jean Baptiste Lully- están inspiradas en este Mito, de la cual reproduzco a continuación la Obertura:



2) La trama se desarrolla en un ambiente de misterio y suspense. Buena prueba de ello son los hechos asombrosos e inexplicables que se producen, ruidos, voces... sombras que parecen descender de los cuadros...

3) Nos encontramos con desapariciones, muertes turbulentas, sorpresas en el linaje de los protagonistas... ¡anda, resulta que este joven es hijo del fraile y éste a su vez...!

4) No faltan las profecías ancestrales... si el principado de Otranto no tiene descendencia masculina, se terminará el linaje.

5) Emociones desbocadas... Aún no estamos en el siglo XIX pero ya las damas se desvanecen presas de fuertes impresiones, les dan convulsiones y deberán guardar cama durante mucho tiempo cuidadas por sus sirvientas que, a su vez, tiemblan con palpitaciones de sólo oir el nombre de algo sobrenatural....

6) Erotismo no implícito... hmmm ¿así que el príncipe de Otranto quiere desposarse con la que iba a ser su nuera, aún repudiando a su esposa, para tener un hijo? hmmm... hmmm, así que el joven gallardo pretende a Isabella...

Una última curiosidad aún no resulta por los investigadores: existe una continua remisión a la simbología del número "tres": Conrad es tres años menor que Isabelle, hay tres plumas negras que se mueven tres veces, son tres los caballeros del séquito de Frederick, Theodore hiere a Frederic tres veces, la trama transcurre en tres días... ¿casualidad o no? No se sabe. Para ahondar un poco más sobre la simbología del "tres" tomado, en este caso, del estudio de una de las instituciones que más trabaja el estudio de los símbolos; hablo de una logia masónica. Véase aquí.

Hablemos ahora del estilo. El castillo de Otranto podría ser perfectamente adaptado a teatro porque los diálogos tienen casi más importancia que las descripciones del paisaje, de los lugares, de las escenas. De dudosa calidad literaria, reconozco que  en ocasiones el lector se desespera porque abre puertas que luego no cierra, es decir, plantea misterios que se quedan en el aire, el desarrollo es un poco embrollo e incluso uno necesita coger papel y lápiz para recordar nombres y relaciones.

Por último, en el Taller se nos lanzó una pregunta personal: ¿recomendaríamos la lectura de esta novela? Y he aquí mi respuesta: no recomendaría su lectura a alguien que desee leer algo para pasar el rato. Sí la recomendaría a quien quiera iniciarse en la novela gótica. Es decir, para mí el Castillo de Otranto tiene más un interés histórico (historia de la literatura gótica, si se me permite) que litarario.

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