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Se considera que el origen la literatura gótica se sitúa en Gran Bretaña, en particular durante el Romanticismo. Sin embargo, la primera aparición del término -gótico-, tiene lugar cuando el escritor Horace Walpole lo ubica como subtítulo en su obra El castillo de Otranto: Una historia gótica.

miércoles, 17 de abril de 2024

Pronto será de noche, de Jesús Cañadas


 𝕰n la última década se ha generalizado la llamada literatura distópica de la mano, a su vez, de un sinnúmero de series de TV que, a falta de imaginación en otros géneros, ya agotados, se han volcado en desarrollar un futuro en el que, de todas las opciones posibles, el ser humano se va a conducir a la peor, a la más destructiva, a la más sangrienta, a un fin difícil. 

En literatura, ¿es gótico el género distópico? Pues la respuesta no es única. Sí y no. Y, con esta contestación, ya me estoy alejando de la opinión vertida en tantas presentaciones de libros organizada por la Semana Gótica de Madrid que, dado que "poderoso caballero es don Dinero", han presentado ante el público novelas y escritores que, de gótico, no tienen ni la camiseta negra que vestían. Y esto es así pese a quien pese, y se puede decir más alto, pero no más claro.

Por ello, yo no me atrevería a hacer una manifestación dogmática en plan "todas las novelas distópicas son góticas" o, lo contrario. Pienso que lo más honesto, es sumergirse en la lectura de cada obra en concreto y valorar. Dentro de que, por supuesto, en la literatura tampoco, nada hay blanco o negro, pues las sensaciones que a mí me proporcione una obra de Asimov, pongamos por caso, van a ser muy distintas de las que te evoquen a ti. Y esto es así. No nos vamos a poner dogmáticos a estas alturas de la vida.

Dicho esto, quisiera comentar una novela que me ha gustado mucho, de un escritor español, Jesús Cañadas, titulada "Pronto será de noche". Yo la tengo en Edición Valdemar (os prometo que no estoy a comisión de esa editorial, simplemente, me gusta mucho su calidad general), pero no está en la línea "Gótica" sino en la de "Insomnia".

 Pero vayamos antes al autor y a dar breve bosquejo sobre su persona. Jesús Cañadas es un escritor nacido en Cádiz en 1980 y con una diversa formación académica que incluye una ingeniería técnica en informática (Universidad de Cádiz), una licenciatura en documentación (Universidad de Granada), y un máster en gestión cultural (universidades de Deusto, Gotinga, y Osaka). En 2011, publicó su primera novela, “El baile de los secretos”, que se convirtió en finalista al Premio Scifiworld a la Mejor Novela. En 2013, lanzó su segunda novela, “Los nombres muertos”, que lo posicionó como uno de los valores emergentes del género fantástico en España. Este libro fue seleccionado como uno de los mejores libros nacionales de 2013 según el periódico ABC. La crítica lo describió como “uno de los autores que mejor ha sabido centrifugar aventuras, ciencia-ficción y referentes culturalmente dispersos”.

Su tercera novela, la que es objeto de la presente entrada en este blog, “Pronto será de noche”, fue publicada en 2015, y es descrita como un thriller apocalíptico que le valió apelativos como “el nuevo maestro del horror más asfixiante, incómodo y sangriento”. También se le ha reconocido como “el actual amo de los horrores en la literatura española”. 

Obviamente, no voy a revelar el contenido de la novela ni, en este caso, a realizar un resumen pues francamente, si estás leyendo esto, te sugiero que la busques y leas ya que pienso que vale "muy mucho" la pena por la calidad de redacción, imaginación de la situación, desarrollo de los personajes y trama. Además el autor ha tenido la genialidad de no meterse ni con las causas ni con las consecuencias de una situación desastrosa. Simplemente se centra en un momento dado y ahí desarrolla la trama. ¿Qué pasará después? Pues, en realidad, qué mas da.... y, si nos paramos a pensarlo, cuantas veces la vida misma es así. Por lo tanto, ¡bien por el escritor!

Lo que sí quiero hacer es defender, siempre desde mi punto de vista, la goticidad de esta novela. Obviamente no es una trama ambientada en un tenebroso castillo de la Italia medieval, ni hay monjes rezando maitines al amanecer, pero sin embargo, mutatis muntandi, nos encontraríamos los elementos que el autor, tanto reiterado en este blog, César Rodríguez Fuentes, expone como característicos de una novela gótica. A saber:

  • La lectura provoca esa sensación de "uncanny", que dicen los ingleses, subjetiva, sí, pero real a poco sensitivo que sea uno. Es decir, el estilo y la descripción provocan en el lector, un cierto regomello, una "carne de gallina" en los brazos, un escalofrío que te recorre por la espalda, aún haciendo calor en la calle. ¿Y por qué? Pues difícil responder a esa pregunta, pero sucede que el autor, al estilo de los clásicos del siglo XIX, consigue meter al lector en la escena, sentir el desasosiego que los personajes sienten, preocuparse por el mañana, lamentar el ayer, no saber porque nadie te informa... En definitiva, no se sabe -ni falta que hace- si tenemos un elemento sobrenatural de por medio pero sí es cierto que el ser humano, en situaciones así, como no puede controlarlo todo, se muestra vulnerable. Y eso, no es que dé miedo, es que preocupa, agobia, emociona incluso.
  • Como decía, no tenemos un castillo pero sí un equivalente actual: una serie de personas encerradas en sus coches, en un tremendo atasco de la autopista. Y es que, pensémoslo bien, ¿cuántas horas de nuestras vidas pasamos en el coche? Casi, casi, es un hogar donde nos sentimos seguros cuando estamos dentro pero que, al salir de ellos, se muestra una vida torcida, preocupante, escalofriante.
  • Tenemos una trama en la que comienzan a darse desapariciones, muertes extrañas que sobrepasan la clásica pregunta sherlockiana de "quién ha sido el asesino". Eso casi es lo de menos, y queda relegado a un problema mayor: por qué, para qué, cuándo, habrá más, etc.
  • Erotismo larvado, que es algo distinto del sexo explícito, se da, existe y derivado muchas veces del comportamiento viril de un policía que interacciona con otras compañeras de autopista, a veces para protegerlas, a veces para poner orden pero que, claro está, también trae su mochila cargada con pesados pedruscos...
  • Se dan una serie de hechos que el autor extraños, no se sabe si sobrenaturales, extraplanetarios parece ser, o qué, pero que no se explicitan. Sencillamente están ahí: asustan, provocan que la gente huya, pero no está claro por qué... La falta de lógica hace también que el ser humano sea vulnerable lo mismo que en El Castillo de Otranto, de Horace Walpole, la falta de lógica y la sensación escalofriante que provoca, dio el pistoletazo de salida de la novela gótica.
  • Nos encontramos además con una serie de emociones llevadas al límite, al más fiel estilo de los desmayos de las damas del romanticismo. Estoy exagerando, claro está, pero surgen eso, paroxismos, nervios descontrolados y, por si fuera poco, una mujer embarazada aporta una nota de peligro, de necesidad de protección.
En definitiva, no puedo si no contar cosas positivas de esta novela, y recomendar su lectura, con una pequeña reflexión adicional: ¿puede una novela distópica ser considerada como gótica? ¡Sí! ¿Existen novelas españolas góticas? ¡Sí! ¿Se sigue escribiendo novela gótica en el siglo XXI? ¡Sí!

Pues lo dicho: ¡feliz lectura!




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