VorMel...

VorMel...
“Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron Siete Trompetas. Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.” (Apocalipsis8, 2-5) Los nombres de los siete ángeles son Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Jofiel, Shamuel, Zadkiel. En la profecía, nadie habló de VorMel. O bien no es un ángel o bien tiene otra profecía que contar...

viernes, 29 de junio de 2012

Caer en querer

Así es el título de la obra de teatro que ayer vimos en la Sála Triángulo. Traducción directa de "fall in love", los creadores -y actores- de esta obra expresan sus propias sensaciones al explorar el difícil mundo de las relaciones, del salir de uno mismo, del encuentro, de la desconfianza primero, de la timidez después y de, por fin, del Paso. Todo ello expresado con diversos lenguajes: el gesto, la palabra, la danza, la música, el cuerpo. Decorado sencillo: dos sillas en paralelo, simulando la sala de espera de una agencia matrimonial, una voz en off y un tercer elemento, misterioso, simbólico y de naturaleza abierta a la interpretación subjetiva: un muñeco articulado, construido con un nórdico de plumas y sentado en una silla.

Nos gustó. La historia nos hizo reflexionar. Un bravo por los actores y sus dotes interpretativas, comunicativas y de baile. Me gustó especialmente la buena interpretación que se vió desde el primer momento lo bien metidos en el personaje que estaban. Ni un asomo de sobre-interpretación: la justa energía para trasmitir desde el personaje su mensaje. Muchas veces he criticado que el comienzo de muchas obras de teatro son un desastre: interpretaciones que no son creíbles, donde vemos al actor, no al personaje. Pues bien, nada de esto con Lucio Baglivo y Matías Zanotti: impecable actuación desde el principio hasta el final. Aplaudimos muy a gusto.

Por último, mi interpretación personal sobre el significado del misterioso muñeco del escenario... y que no coincide con la de mi acompañante, todo hay que decirlo. Para mí el muñeco simboliza los momentos en los que el ser humano utiliza a su antojo "al otro" para su propio egoísmo, se produce un desencuentro y, finalmente, la soledad. Cuando abrazamos a alguien, estamos con alguien, bailamos, comemos o dormimos con alguien sólo por nuestro propio placer, no estamos buscando un encuentro sino, desde el egoísmo, lo tratamos como un muñeco. Estas "relaciones", a la larga, no fructifican y condenan al ser humano a la soledad (simbolizada ésta en la sala de espera de la agencia matrimonial), al absurdo (simbolizado éste en los test de personalidad de la agencia).

Nada más que decir. Un "10" para los autores, un "10" para la obra, un "10" para la Sala Triángulo por programar estos espectáculos. Tenéis aún ocasión de ver esta obra los días 5, 12, 19 y 26 de julio a las 22h30. Ver aquí página oficial.

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